Una de los mayores alegrías que me da este trabajo es convertirme en la fotógrafa de una familia.
Si, como se tienen pediatras, profesores o dentistas. Contar la historia de una familia, más allá de un momento concreto de sus vidas, es algo mágico, imponente y maravillloso. La misma persona, con la misma mirada y con la confianza de la experiencia repetida en el tiempo.
Conocí a esta pareja cuando eran dos, pero estaban a punto de convertirse en tres en su reportaje de embarazo, cuando estaban esperando a Javi.
Dos años y medio después llegaba su segundo hijo, Jorge, y fui a conocerle antes de que cumpliera los diez días de vida. Meses antes, sus padres me habían contactado para contarme la buena noticia y para anunciarme que querían que fuera testigo de sus primeros días juntos en cuanto naciera el bebé.
Javier y Macarena querían celebrar la llegada de su segundo hijo y, a la vez, que Javi tuviera su protagonismo. Deseaban conservar para el futuro sus primeros ratos como hermanos. Su forma de plantear la sesión de fotos fue perfecta para mi, ya que justo así es como vivo los reportajes de recién nacidos. Para mí son un momento único en la vida de las familias y todos los miembros que la componen son importantes. Los padres, los hermanos y ¡hasta las mascotas!
Aquella mañana fui espectadora de su vida tal cual era en ese momento. Los cuidados del bebé, la lactancia, los juegos con el hermano mayor, y muchos muchos mimos. Y por supuesto, nada de prisas. Para hacer este tipo de fotografía, no puedes ir con nada predefinido (¡y más cuando hay hermanos pequeños!). Tan solo llevo conmigo la capacidad de fluir, tener paciencia y la intuición para anteponerme a lo que pueda ocurrir y estar preparada para ello.
Después de las fotos en casa, como hacía muy buen tiempo, decidimos bajarnos al parque a tomar el aire, y sobre todo a que Javi diera salida a tanta energía. ¡Tener un nuevo compañero de juegos es algo muy emocionante!
Todos acabamos agotados, hambrientos y felices. Yo con la satisfación de haber creado un legado para sus hijos y las generaciones venideras, y ellos con la alegría de haber vivido una experiencia para reforzar sus vínculos y recordar todo lo bonito que han creado juntos.
Os mando un abrazo enorme Familia. ¡Mil gracias por vuestra confianza en mi!