No son las maravillosas fotos en las que ha conseguido plasmar escenas de la vida cotidiana de nuestras dos hijas pequeñas, y que quedan para siempre. No es la gran capacidad que tiene para pasar desapercibida, congeniar con las niñas y captar los mejores momentos en una jornada con nosotros. No es su habilidad y sensibilidad para fijarse en lo esencial, en aspectos como nuestras miradas y complicidades. No, lo que más nos ha gustado y nos ha quedado de verdad es que, con su trabajo, Inés ha contribuido a que valoremos más la belleza que hay en nuestras vidas, en nuestra familia, en nuestro día a día. Lo sentimos así.