Yo siempre quise ser veterinaria. ¡Sí, nada que ver, lo sé! Pero es que de niña me volvían loca los animales. Todos. Sin excepción. Cualquier animal que encontrara a mi paso se convertía de inmediato en mi nuevo mejor amigo. Y claro, con esa pasión tan evidente, no podía imaginar una mejor carrera para mí . Sólo que olvidé contar con un pequeño detalle: las matemáticas no eran lo mío,  así que no me quedó otra que terminar eligiendo una carrera de letras.  Y puestos a elegir, quise hacer alguna que al menos estuviera relacionada con la fotografía. Así fue cómo terminé estudiando Publicidad y Relaciones Públicas y convirtiéndome en fotógrafa. En parte, por culpa de las matemáticas. Y en parte, por culpa de mi padre. 

O mejor dicho: GRACIAS a mi padre. 

Más allá de Pitágoras y de raíces cuadradas, más allá de las ciencias y las letras, de las casualidades y del azar, soy fotógrafa porque mi padre era fotógrafo de familia. Hago fotos porque desde que soy niña vi a mi padre con una cámara, dando forma a lo que hoy son mis recuerdos. Las fotos de mi padre me acompañaron siempre. No sólo porque observaba cómo las hacía, sino porque disfrutaba como nadie del resultado. Recuerdo mi infancia viendo álbumes una y otra vez, sin cansarme jamás de observar nuestras propias fotos. Me parecía súper mágico cuando nos sentábamos todos juntos en el salón a ver las diapositivas de mi padre. Hoy echo la vista atrás y me doy cuenta de que es posiblemente uno de los mejores momentos de mi vida. Y creo que por eso soy fotógrafa de familia. Porque mi padre nos dejó el mejor regalo posible. Y porque recuerdo mi infancia a través de sus fotos. 

Pero en ese regalo inmenso que nos dejó siempre ha faltado una pieza importante. Él. Daría todo cuanto pudiera por tener más fotos a su lado, por que hubiera cambiado alguna vez el estar detrás por estar delante de la cámara. Para mí es tan importante hacer las fotos a las familias, plasmar sus gestos, cómo se miran, cómo juegan entre ellos porque no pude disfrutar de eso.  Tengo fotos con mis hermanos y mi madre, pero no tengo fotos con mi padre, porque era él quien las hacía siempre. 

Me gustaría que en tus recuerdos y en los de tus hijos no faltara nada ni nadie. Y que con el paso de los años tengáis un documento gráfico increíble en el que todos los miembros de la familia formen parte, sin excepciones, sin ausencias, y os podáis ver de una forma en la que jamás podríais haciendo vosotros mismos las fotos. 

Porque al final, como dice García Márquez, la vida no es lo que uno vivió, sino lo que uno recuerda.

¿te unes?

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 Me considero una persona bastante respetuosa con el tiempo de los demás.  Prometo no llenarte el buzón de publicidad.

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