6 octubre 2017

Historia de conexiones, reecuentros y maternidad

Hay conexiones que transcienden el tiempo y el lugar. ¿Conoces esa sensación que se produce cuando hace bastante que no ves a una persona y cuando se produce el reencuentro parece que os visteis ayer por última vez?

Eso me pasa a mí con Clementina y su mamá. Esta bebé tan valiente acaba de cumplir siete meses, y tuve la fortuna de acompañarla en su nacimiento y su gestación como doula y fotógrafa.

El pasado mes me reencontré con ellas. Fue precioso tomar a Clementina en brazos otra vez y conversar con Ester, compartir nuestros sueños, nuestros proyectos, nuestros anhelos… y buscar la forma de converger en ellos. Ambas compartimos esa sensibilidad hacia el embarazo, creemos que los partos respetados deben ser posibles y en el papel tan importante que tiene la infancia en nuestra sociedad.

Pero, volviendo a las conexiones, hay algo que estuvo muy presente en mi acompañamiento como doula: se trata del número 8. Tengo algo especial con ese número. Siempre me ha acompañado: nací un 28/8 y además es el 8 el que se me asocia en numerología. Ester se puso de parto el día 8, y ese día, también a las 8:00 de la tarde, ella decidió que era el momento de marcharnos al hospital.

Allí respetaron sus peticiones de intimidad y pasamos la mayor parte de la etapa de dilatación a solas antes de bajar al paritorio. Y ¿adivinas cuál fue el número de habitación que nos asignaron?

Cuando me enteré que el mismo día del nacimiento de Clementina, pero 7 meses después, tenía que hacer el reportaje fotográfico de una boda en la provincia de Ciudad Real, cerca de donde Ester está viviendo temporalmente, me entusiasmé y supe que tenía que ir a visitarlas.

Porque hay conexiones que transcienden el tiempo y el lugar. Y porque sentía que tenía que compartir contigo la mía como fotógrafa, como doula, como amiga, con Clementina y Ester ¡y con el número 8!

Y tú, ¿tienes este tipo de conexiones?